Muy queridos feligreses:
Además de la celebración popular del Día del Amor y la Amistad, el mes de febrero nos trae la memoria de la Santísima Virgen de Lourdes y la Jornada del Enfermo y, con ello la necesidad de cuidar con más cariño a quienes sufren la pérdida de su salud.
El día 22, con el Miércoles de Ceniza, comienza un tiempo de preparación para la Pascua, es decir, para la alegría de la Resurrección: el acontecimiento trascendental que origina nuestra fe.
Hace unos días, decía el Papa que, “quien testimonia a Cristo, muestra la belleza de la meta, más que la fatiga del camino.” Los invito a que lo hagamos para reforzar el sentido de camino que tiene la Cuaresma sin fijarnos solamente en el aspecto del esfuerzo que supone la mortificación y penitencia. El esfuerzo es pasajero, la felicidad eterna y la gloria inacabable del cielo, es inmensamente mayor que todas las dificultades que podamos pasar. Así pues, invito a todos a emprender con gran ánimo este camino de la Cuaresma saboreando ya el gozo de la Pascua, enfocándonos ahora en el cumplimiento fiel de nuestras obligaciones; en negarnos un pequeño capricho, en que sepamos mortificar nuestra comodidad y los antojos y, muy especialmente, esforzándonos más en el amor a Dios y al prójimo, no solo con los buenos deseos sino con obras.
Tengamos presente, como siempre procuramos hacerlo, las importantes intenciones del Papa relativas a la Iglesia y al mundo entero.
P. J. Armando Ruiz