Mensaje del Párroco
Comenzamos el mes de mayo acudiendo a San José, patrono de los trabajadores del mundo entero, y maravilloso ejemplo para todos nosotros pues nos enseña cómo manifestar nuestro amor a Dios con el trabajo de cada día y santificando el hogar. A veces, creemos necesitar grandes cosas para manifestar el cariño a Nuestro Señor, y olvidamos que nos espera sobre todo en nuestro trabajo, realizado con rectitud y competencia, ayudando así a la construcción de un mundo más justo, más equitativo, y más cordial con todos.
La fiesta de San José nos recuerda también que a él le confió Dios sus grandes tesoros: Jesús y María, y el mes de mayo es mes de María tachonado con algunas celebraciones como la visita al santuario de la Virgen de Guadalupe que Dios mediante haremos el día 20.
Por otra parte, no olvidemos este tiempo de Pascua y su culminación en la gran fiesta de Pentecostés el día 28, conmemoración de la venida gloriosa del Espíritu Santo sobre la Virgen y los apóstoles en Jerusalén e inicio de la acción apostólica visible de los discípulos de Cristo en el mundo.
Para nosotros es también una oportunidad de revivir el afán de llevar la luz y el calor de Cristo más allá de nuestros propios límites, iniciando con las personas que se encuentran a nuestro lado en la familia, en la casa, en el condominio, en el trabajo, etc. El fundador del Opus Dei decía: «Querría escribir unos libros de fuego, que corrieran por el mundo como llama viva», ojalá también nosotros, como puntos de ignición, participemos de ese santo empeño.
No dejen de rezar por nosotros.
P. J. Armando Ruiz C.
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