Misas y confesiones

Horarios de Misas

Lunes a viernes
  • 8 a.m.
  • 1:15 p.m.
  • 7 p.m.
Sábados
  • 8 a.m. 
  • 6 p.m. (esta Misa, de 6 de la tarde, es dominical)
Domingos
  • 10:30 a.m. (“Misa de niños”)
  • 12 p.m.
  • 1:45 p.m.
  • 6 p.m.
  • 7:30 p.m.

La Santa Misa es transmitida en vivo por nuestro canal de YouTube únicamente en los siguientes horarios: Lunes a viernes: 1:15 p.m., Sábados: 8:00 a.m., Domingo: 1:45 p.m.

Hora Santa

Todos los jueves a las 7:45 PM (después de la misa de 7:00 PM)

Confesiones

Lunes a viernes

 Durante las Misas de 8 a.m. y 7 p.m.

Sábados

 Durante las Misas de 8 a.m. y 6 p.m.

Domingos

Durante las Misas de 10:30 a.m., 12 p.m., 1:45 p.m., 6 p.m. y 7:30 p.m.

Examen de conciencia
El Sacramento de la Penitencia

(Cfr. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 296 y ss)

Este sacramento es llamado sacramento de la Penitencia, de la Reconciliación, del Perdón, de la Confesión y de la Conversión.

Jesucristo instituyó este sacramento para la conversión de los bautizados que se han alejado de Él por el pecado.

La llamada de Cristo a la conversión resuena continuamente en la vida de los bautizados. Esta conversión es una tarea ininterrumpida par toda la Iglesia que, siendo santa, recibe en su propio seno a los pecadores.

Los elementos esenciales del sacramento de la Reconciliación son dos:

  1. los actos que lleva a cabo el hombre, que se convierte bajo la acción del Espíritu Santo, y
  2. b) la absolución del sacerdote, que concede el perdón en nombre de Cristo y establece el modo de la satisfacción.

Los actos propios del penitente son los siguientes:

  • un diligente examen de conciencia;
  • la contrición (o arrepentimiento), que es perfecta cuando está motivada por el amor a Dios, imperfecta cuando se funda en otros motivos, e incluye el propósito de no volver a pecar;
  • la confesión, que consiste en la acusación de los pecados hecha delante del sacerdote;
  • la satisfacción, es decir, el cumplimiento de ciertos actos de penitencia, que el propio confesor impone al penitente para reparar el daño causado por el pecado.

Se han de confesar todos los pecados graves aún no confesados que se recuerdan después de un diligente examen de conciencia. L

La confesión de los pecados graves es el único modo ordinario de obtener el perdón.

Los efectos del sacramento de la Penitencia son:

  • la Reconciliación con Dios y, por tanto, el perdón de los pecados;
  • la Reconciliación con la Iglesia;
  • la recuperación del estado de gracia, si se había perdido: la remisión de la pena eterna merecida a causa de los pecados mortales y, al menos en parte, de las penas temporales que son consecuencia del pecado;
  • la paz y la serenidad de conciencia y el consuelo del espíritu; y el aumento de la fuerza espiritual para el combate cristiano.
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